Maristas… Una institución con más de 200 años de historia y experiencia, dedicada a la formación humana y a la educación cristiana de los niños/as y los jóvenes, con presencia en los cinco continentes en más de 80 países.
Nuestro colegio pertenece a la Provincia Ibérica Marista, que tiene obras educativas en las Comunidades autónomas de Castilla-La Mancha, Extremadura, La Rioja, Madrid, Navarra, País Vasco y Aragón, además de una obra sociales en Rumanía.
Aprovechamos el cambio social como oportunidad de renovación de nuestro estilo pedagógico para responder a los retos que nos plantea la sociedad de hoy.
El Carácter Propio dado por la Institución Titular -Hermanos Maristas- define con claridad la identidad de nuestro Colegio como: un Centro católico que la Iglesia ofrece a la sociedad para promover la formación integral de sus alumnos y alumnas según el estilo de san Marcelino Champagnat, fundador de los Hermanos Maristas. Esto implica educar de acuerdo con una concepción cristiana de la persona, de la vida y del mundo.
La escuela marista se define como un lugar de aprendizaje, de vida y de evangelización en el que los alumnos y alumnas aprenden progresivamente a armonizar fe, cultura y vida. Nuestro Colegio pretende formar «buenos cristianos y honrados ciudadanos», en expresión del propio Marcelino Champagnat.
Como escuela católica de tradición marista, adopta el principio de educar a los niños/as y jóvenes a la manera de María, la Madre de Jesús. Presentamos a María como modelo de educadores/as y educandos en su predilección por la sencillez, el trabajo y la vida de familia.
Optamos por un modelo de educación integral que abarca todos los ámbitos de la vida personal, familiar, social y profesional y todas las dimensiones de la persona. La educación en el sentido de la trascendencia ocupa un lugar destacado en esta propuesta de educación integral.
Los rasgos que han de caracterizar la práctica educativa tienen como fuentes la tradición marista y el ideario pedagógico contenido en la legislación educativa actual:
Una metodología activa que asegure la participación del alumnado en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Una educación personalizada, atenta a las necesidades y crecimiento individual del alumnado, con especial atención a los alumnos/as con mayores dificultades.
La presencia cercana del educador/a, como rasgo tradicional de nuestro estilo educativo.
El trabajo en equipo de los alumnos, ofrece un aprendizaje más significativo y compartido, consiguiendo los objetivos propuestos a corto, medio y largo plazo creando alumnos competentes capaces de trabajar con una mayor organización neurológica, responsabilidad, motivación intrínseca y disposición para aprender a pensar y trabajando entre otras la competencia de aprender a aprender tan necesaria para su desarrollo académico.
Una enseñanza de calidad en la que destacan el clima de trabajo, el nivel de exigencia, el seguimiento individual del alumnado, el valor del esfuerzo diario y la autosuperación.
Espíritu de familia: acogida, trabajo en equipo, respeto y ayuda
Presencia y cercanía
Amor al trabajo: esfuerzo, responsabilidad, constancia, superación y espíritu emprendedor
Solidaridad: sensibilidad, empatía, implicación y compromiso
Espíritu crítico que invita a informarse, reflexionar y tener criterio propio
Amor a María
Respeto y cuidado de la naturaleza